lunes, 13 de abril de 2020

Manoel de Barros / El proveedor


Andar a tontas y a locas es cosa de ave.
Mi abuelo andaba a tontas y a locas.
No servía para casi nunca.
Pero sabía el nombre de los vientos
y todos los silbidos para llamar a los pájaros.
Ciertas palomas lo tomaban por techo y pasaban
las tardes frecuentando su hombro.
Mi abuelo decía cosas poco sesudas:
           que lo habían elegido para ser árbol.
Lirios lo meditaban.
A mi abuelo lo tomaban por tonto
porque cada mañana daba los buenos días
a los sapos, al sol, al agua.
Pienso que era proveedor de poesía como las aves
y los lirios del campo.

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