sábado, 2 de mayo de 2020

Rafael Alberti / Mujer llorando


Se puede llorar piedras.

Lágrimas como gotas de piedra.

Dientes que caen de los ojos

igual que si los ojos llorasen

dentaduras de piedra.

Nunca el dolor lloró tan gran dolor

lanzando goterones de piedra,

dientes y muelas de dolor de piedra.


En 1937, Pablo Picasso pinta el cuadro Mujer que llora, en el que presenta el sufrimiento y el dolor de una mujer ante la guerra civil española.

Esta mujer llora porque el 26 de abril de 1937 vio como su pueblo era arrasado. Un día de mercado en el que las calles de Guernica estaban llenas de gentes, en que los que vivían en los caseríos del monte habían bajado a vender sus frutas, sus verduras y sus quesos. Una jornada como otra cualquiera que no lo fue, que aparecieron  en el cielo esos monstruos de hierro, mal llamados aviones, que con sus bombas arrasaron el pueblo y con las vidas de decenas de hombres y mujeres, de mayores y de niños. Sin pudor, sin vergüenza, sin avisar, sin motivo alguno.

Esta mujer llora para que aquello que ocurrió no se olvide. Esta mujer que llora se ha convertido en símbolo de cómo el arte refleja lo que ocurre en la realidad, de cómo artistas como Picasso no solo expresaban sus inquietudes expresivas y emocionales, sino que también se convirtieron en portavoces a través de los cuales denunciar injusticias y reivindicar principios políticos y sociales.

Es un cuadro que transmite gran emoción mediante colores fuertes, como rojos y amarillos (colores de la bandera republicana junto con el morado), verdes y negros y formas y planos geométricos. Las líneas de contorno de la figura son negras y están muy marcadas y vemos como la boca, el pañuelo y las manos están en blanco y negro para acentuar el contraste y llamarnos la atención hacia ese grito desgarrador que parece emitir la figura.

Es un cuadro que no nos deja indiferentes y llama la atención el llamativo sombrero con flor, el pelo que parece recién peinado y ese abrigo con pespuntes. Si nos fijamos en los ojos, parecen abiertos de par en par, como transmitiendo la desesperación y el dolor que produce una guerra.

Los colores fuertes y las pinceladas rígidas describen toda la intensidad desgarradora del dolor que siente esta afligida mujer. La atención del espectador se centra de inmediato en la zona fría, azul y blanca, en torno a la boca y los dientes. Los ojos y la frente están dislocados, literalmente rotos por la pena. La figura recuerda a las del gran mural Guernica, que Picasso pintó el mismo año y que representa una matanza de la guerra civil española.

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