lunes, 4 de mayo de 2020

Olga Orozco / Botines con lazos, de Vincent Van Gogh


¿Son dos extraños fósiles,
emisarios sombríos de una fauna sepultada en un bosque de carbón,
que vienen a reclamar un óbolo de luz para sus muertos?
¿Son ídolos de piedra,
cascotes desprendidos del obraje de los más tristes sueños?
¿O son moldes de hierro
para fraguar los pasos a imagen del martirio y a semejanza de la penitencia?

Son tus viejos botines, infortunado Vincent,
hechos a la medida de un abismo interior, como las ortopedias del exilio;
dos lonjas de tormento curtidas por el betún de la pobreza,
embalsamadas por lloviznas agrias,
con unos lazos sueltos que solamente trenzan el desamparo con la soledad,
pero con duros contrafuertes para que sea exiguo el juego del destino
para que te acorrale contra el muro la ronda de los cuervos.

Pero son tus botines, perfectos en su género de asilo,
modelos para atar a cada ráfaga de alucinada travesía,
fieles como tu silla, tus ojos y tu Biblia.
aferrados a ti como zarpas fatales desde las plantas hasta los tobillos,
desde Groot Zundert hasta la posada del infierno final,
es inútil que quieran sepultar tus raíces en una casa hundida en el rescoldo,
en el barro bruñido, el brillo de las velas y el íntimo calor de las patatas,
porque una y otra vez tropiezan con el filo de la mutilación,
porque una y otra vez los aspira hacia arriba la tromba que no entienden:
tu fuga de evadido como un vértigo azul, como un cráter de fuego.

Botines de trinchera, inermes en la batalla del vendaval y el alma:
han girado contigo en todas las vorágines del cielo
y han caído en la trampa de tu hoguera oculta bajo el incendio de los campos, sin encontrar jamás una salida,
por más que pisoteen esas flores fanáticas que zumban como abejorros amarillos,
esos soles furiosos que atruenan contra tu oreja, tan distante,
perdida como un pálido rehén entre los torbellinos de otro mundo.

Botines de tribunal, a tientas en la noche del patíbulo,
sin otro resplandor que unos pobres destellos arrancados al pedernal de la locura,
entre los que hay un pájaro abatido en medio de su vuelo:
el extraño, remoto anuncio blanco de una negra sentencia.
Resuenan dando tumbos de ataúd al subir la escalera,
vacilan junto al lecho donde se precipitan vidrios de increíbles  visiones,
trizado por una bala el árido universo,
y dejan caer a lentas sacudidas el balance de polvo tormentoso adherido a sus suelas.

Ahora husmean la manta de hiedra que recubre tu sueño junto a Theo,
allá, en el irreversible Auvers-sur-Oise,
y escarban otra tumba entre los andamiajes de la inmensa tiniebla.
Son botines de adiós, de siempre y nunca, de hambriento funeral:
se buscan en la memoria de tu muerte.



El cuadro “Un par de zapatos” del pintor holandés Vincent van Gogh, ha sido objeto de diversas discusiones filosóficas, Desde su creación en 1886, la obra del artista holandés ha estado sujeta a diversas interpretaciones. La “aparente” simplicidad del cuadro, en el que se muestran un par de zapatos desgastados, sigue siendo un tema de discusión entre los amantes del arte.
“Hoy en día, filósofos e historiadores de arte dan un vistazo a este cuadro y discuten sobre la función delarte, el valor de la interpretación y la naturaleza de la existencia”, desctacó el Wallraf-Richartz Museum con ocasión de la exposición de una sola imagen exponiendo  únicamente el cuadro de Van Gogh.
La característica principal de la exposición es el hermetismo alrededor del cuadro de Van Gogh. Expertos opinan que el objetivo de dicha estrategia es generar que el público reflexione y profundice acerca del cuadro del artista holandés.
Mediante el aislamiento de la pintura en una galería y enfatizando su importancia a través de programas creativos, el museo tiene como objetivo que los visitantes se cuestionen sobre las grandes preguntas que la obra plantea:
¿por qué Van Gogh pintó dos zapatos viejos?,
¿de quién eran estos zapatos y qué podrían significar, antes y ahora?,
¿Cuál es la relación del arte con la realidad?,
¿Hasta qué punto la interpretación es siempre subjetiva?,
¿Cuál es el propósito del arte?
El cuadro “Un par de zapatos” del pintor holandés Vincent van Gogh, ha sido objeto de diversas discusiones filosóficas, Desde su creación en 1886, la obra del artista holandés ha estado sujeta a diversas interpretaciones. La “aparente” simplicidad del cuadro, en el que se muestran un par de zapatos desgastados, sigue siendo un tema de discusión entre los amantes del arte.
“Hoy en día, filósofos e historiadores de arte dan un vistazo a este cuadro y discuten sobre la función del arte, el valor de la interpretación y la naturaleza de la existencia”, desctacó el Wallraf-Richartz Museum con ocasión de la exposición de una sola imagen exponiendo  únicamente el cuadro de Van Gogh.
La característica principal de la exposición es el hermetismo alrededor del cuadro de Van Gogh. Expertos opinan que el objetivo de dicha estrategia es generar que el público reflexione y profundice acerca del cuadro del artista holandés.
Mediante el aislamiento de la pintura en una galería y enfatizando su importancia a través de programas creativos, el museo tiene como objetivo que los visitantes se cuestionen sobre las grandes preguntas que la obra plantea: 
¿por qué Van Gogh pintó dos zapatos viejos?, 
¿de quién eran estos zapatos y qué podrían significar, antes y ahora?, 
¿Cuál es la relación del arte con la realidad?, 
¿Hasta qué punto la interpretación es siempre subjetiva?, 
¿Cuál es el propósito del arte?


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