sábado, 28 de marzo de 2020
Siegfried Sassoon / LA INVESTIDURA
Con una lista de caídos en Su mano, Dios
se sienta dando la bienvenida a los héroes que han muerto
mientras ángeles sin pena se alinean a cada lado
tranquilos en pie en los prados Elíseos.
Entonces, tú llegas tímido al jardín a través de las puertas
luciendo un vendaje empapado en sangre en la cabeza
y Dios dice algo amable porque estás muerto
y añoras tu casa, descontento con tu destino.
Si yo estuviera allí, lanzaríamos calaveras como bolas de
nieve a la muerte
o nos fugaríamos para cazar en el Bosque del Diablo
con fantasmas de cachorros que antaño paseamos.
Pero estás solo y la soledad anula
nuestras bromas terrenas; y extrañamente sabio y bueno
vagas desamparado por calles de oro.
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