jueves, 26 de marzo de 2020
David Herbert Lawrence / El elefante es lento para aparearse
El elefante, ese enorme y viejo animal,
es lento para aparearse;
encuentra una hembra y ninguno parece apurarse,
ambos saben esperar
que la simpatía, lenta, muy lentamente,
en sus tímidos y vastos corazones se asiente
mientras en las riberas vagabundean
y beben y se apacientan
y huyen en pánico entre las malezas
de la selva con la manada,
y duermen en masivo silencio, y despiertan
juntos, sin una sola palabra.
Así, lentamente, los ardientes corazones inmensos
de los elefantes se llenan de deseo
y por fin las grandes bestias se aparean en secreto,
ocultando su fuego.
Son las bestias más sabias y las más viejas
así que saben perfectamente
esperar la más solitaria de las fiestas,
el generoso banquete.
No desgarran, no arrebatan, no laceran;
su sangre inmensa
se mueve con las mareas, cada vez más cerca,
hasta que desborda y se mezcla.
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