Cuando sobre la palabra «poesía»
lea «poseía»
cuando por decir «alertados»
diga «aletargados»
«dietético» por «didáctico»
«estupor» por «estupro»
«secuela» por «escuela»
«tintorero» por «timorato»
«cementerio» por «centenario»
habré ingresado lentamente
en la parte joven de mi vejez.
Cuando por leer «pabellón»
lea «paella»
significará que también tengo hambre
(o que extraño a mi madre),
cuando sobre la palabra «honor»
lea la palabra «horror»
sobre «felicidad»
ponga «ferocidad»
y por decir «esperar»
sólo diga «espesor»
habré puesto un pie
en el primer tramo de mi última escalera.
Cuando por suplicar «perdón, perdón
estaba equivocado»
sentencie «ya no te queda salida,
mejor date por muerta»
deberán encarcelarme.
Cuando en el afán por leer la palabra «mujer»
lea la palabra «manjar»
deberán dejarme en libertad
o condenarme a cadena perpetua
según el recto entender de los señores del jurado.
Rogelio Ramos Signes (San Juan, 1950). Libros publicados: Las escamas del señor Crisolaras (1983), Diario del tiempo en la nieve (1985), En los limites del aire (1986), Soledad del mono en compañía (1994), Polvo de ladrillos (1995). El ombligo de piedra (2000), En busca de los vestuarios (2005). Este poema pertenece al libro inédito La Casa de Té. Tomado de Hablar de Poesía Nº 14, diciembre de 2005.
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