domingo, 19 de septiembre de 2021

Orlando Mondragón / Recuerdo la primera vez

 


Recuerdo la primera vez

que mi padre se orinó en la cama:

un aroma de hierbas y vinagre

se agazapaba en el cuarto.

No quería que lo bañara.           No podía.

No había forma.

¿Cómo dejarse desnudar por su hijo maricón?

Su hijo

que deseaba los cuerpos de los muchachos

en las canchas de futbol y las piscinas,

que sentía placer adivinando la apretada hinchazón

de las braguetas.

¿Cómo dejarlo acercarse a él sin sentir todos los cuerpos

de los hombres tocados con lujuria,

todas sus manos?

¿Cómo taparle los ojos al acoso y al temor?

Lo dejé solo,

sentado en la tina del baño.

Cuando regresé me sorprendió verlo sin ropa:

se había desnudado.

La piel formaba pliegues como en una cortina,

como si ese traje,

                              el traje de huesos que era mi padre,

le quedara enorme.

Sólo sus costillas apretaban

la piel desde adentro, sólo sus clavículas

parecían romper su viejo cascarón.

Su pubis decolorado

                                       y triste.

Ahí estaba el tallo oscuro de su glande,

un molusco

                        brotando de su pelvis.

Su cuerpo, el cuerpo de mi padre,

era el de un hombre que se estaba muriendo.



De Epicedio al padre (Elefanta Editorial, 2017) 


Orlando Mondragón 



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